domingo, 10 de julio de 2016

Cumpletodo feliz

Con éste, el blog cumple cien escritos.
Fue curioso el efecto-blog nada más abrirlo. Aquella tarde de sábado noté que de repente accionaba un contador que durante un tiempo me mantuvo más pendiente de cifras que de letras. Para mi sorpresa, la nueva criatura reclamaba escritos sin más criterio que el de ir sumando. Yo trataba de negociar con él la frecuencia, ¿dos veces en semana? ¿Tres? Me preguntaba ansiosa con qué lo alimentaría pues no me veía capaz para la ficción y tampoco quería que se convirtiera en un diario. Y si pasaba más de una semana sin publicar, casi podía sentir en mi nuca el aliento de sus hambrientas fauces. El bloguero era mucho más insistente que mi perezoso reloj biológico.
Esa sensación, sin embargo, duró pocas entradas, las justas para plantearme una cuestión: ¿por qué convertir este espacio en una nueva atadura? ¿No era ya suficiente cumplir con el horario laboral y el extraescolar? De igual forma, ¿por qué preocuparme de antemano por el contenido? Lo que escribiera se regiría por el criterio de lo que me fuera dando la gana. Por aquel entonces leí un artículo sobre escritura que hablaba de que la voz de cada cual era exclusiva y necesaria, ¿por qué no, simplemente, dejarla salir? Yo además estaba convencida de que la expresión creativa del individuo ya fuera para dibujar, cocinar o ingeniárselas con las reparaciones del hogar debía ponerse de manifiesto y era germen esencial para que el mundo (y el de cada uno) cambiara a mejor.
Pero no afrontaba yo el teclado con la actitud de una Juana de Arco, en su lugar la página en blanco se convertía en un espacio ilimitado para el divertimento y la expansión. Poder hacer lo que quisiera me volvía osada y un ¿por qué no? me abría la puerta cada vez que surgía alguna duda sobre si contar o no aquello que me rondaba por la cabeza. Empecé a no temer opiniones y a sentir que la expresión sincera (siendo sincera lo más fiel posible a mis ideas, sentimientos y emociones) era una de las llaves de mi libertad.
Esa Expresión Sincera se ha convertido en casi la única regente de este blog pero también es un poco tirana y como contrapartida no me permite ni un ápice de pose. Nada sale de mis teclas si sólo tiene como impulso mi empeño; se me rebela ante los encargos, ante las prisas, ante la necesidad inventada de terminar series inconclusas… Pero sus beneficios son tan grandes que todo se lo permito. Entretanto imagino a mis escritos no-natos como personajillos que balancean sus piernas en las sillas blancas de una sala de espera aguardando su turno para materializarse. Cuando llega, el escrito en ciernes se levanta de su silla, da vueltas por toda la sala y me suelta frases a cada momento, sobre todo si no estoy provista de bolígrafo y cuaderno; su urgencia me empuja hacia el teclado hasta en las horas más intempestivas. Muchas veces he pensado que no dependen de mí sino que me utilizan para mostrarse.
Dejando a un lado las imágenes que acompañan el proceso de mi escritura, insisto en la importancia de la expresión propia independientemente del formato. Tratar de materializar con sinceridad lo que uno piensa o siente crea una alianza con uno mismo cada vez más difícil de mancillar. Así el proceso creativo deviene en curativo, estoy convencida.
Otro aspecto que ha sido clave en el desarrollo de este blog (y esto podría empezar a parecerse a un recetario antisistema) es el dedicarle tiempo con alevosía a una actividad que en términos económicos y prácticos no sirve para nada. Saber que no me reporta nada de lo que se supone que habría de perseguir excita mis neuronas y mi rebeldía, pero lejos de empujarme hacia guerras internas o externas, me guía mansamente y sin remedio hacia un rincón muy personal que había descuidado durante mucho tiempo. Cada post me sirve para descubrirlo, sacarle brillo y cuidarlo un poco más.
No es del todo cierto lo que comentaba unos párrafos más arriba acerca de no mirar mucho los números del blog pues hace unos cuantos escritos me di cuenta que se aproximaban a la centena. Pedí permiso a Expresión Sincera para escribir sobre todo esto y ella, aunque a regañadientes, empezó a salpicar mi mente con algunas ideas, cosa que interpreté como un . Aún así, la aproximación a las tres cifras era lenta y poco a poco el calendario nos acercaba a una fecha señalada. ¿No sería bonito hacerlas coincidir? Me armé de valor y volví a dirigirme a mi sincera expresión:
- Hola, Expresión Sincera, soy yo.
- ¿Qué quieres?
- Pues nada..., ¿has visto qué fecha es?
- Sí, Julio, ya estamos otra vez con el chupinazo y los sanfermines en la tele.
- Sí, je-je-je. Pero también está mi cumpleaños.
- Ya.
- ¿Qué te parece que el escrito número cien y mi cumpleaños coincidieran?
- Pues me parece una soberana gilipollez tontería y además, ¿no te ibas por ahí?
- Sí, pero te olvidas de la magia de la programación de Blogger. Y... ¿podría publicarlo a las 10:07?
- ¿…?
- Claro. El día diez de Julio a las diez y siete.
- Madre mía… ¿y eres tú la que en los últimos tiempos se ve más madura?
- Porfi…
- Anda venga, pero luego no te vayas a reír de los selfies ni de los palos de selfie, que tú tienes las mismas ganas de exposición y autobombo que cualquiera…

Olvidaba que aparte de la creciente libertad y de ir encontrando mi propia voz, este blog también había servido para tener más de una bronca con los muchos personajes que me habitan. Pero no me arrepiento: definitivamente los días en que escribo son un poquito mejores que los que no.
Así que, con la venia de mi Expresión Sincera y con orgullo y mucha satisfacción alegría por mi parte, me congratula publicar este post número cien el día de mi cumpleaños.
Al poco de empezar el blog. A punto de tomar una de estas fotos

- Oye Laura, ya metidas en faenas conmemorativas, creo que te falta algo.
- Supongo que te refieres a los lectores. A la sorpresa de que haya gente que lee lo tuyo, al calorcillo de los comentarios (más bien por facebook), a ese cariño gratuito… Sí, muchas gracias a todos lo que pasáis por este espacio. Es un regalo con el que no había contado. Y tú, ¿algo que añadir?
- No querrás que te felicite, ¿no?… Que sabes que en última instancia eres tú la que escribe y esto puede convertirse en el culmen del masajeo del ego… Bueno, vale, pero ya no me pidas nada hasta el escrito quinientos por lo menos, ¿entendido? Así pues, en contra de mis discretos principios y sin que sirva de precedente, para ti y para el blog:

¡FELIZ CUMPLETODO!
  


12 comentarios:

  1. Felicidades por este número 100 tan magnífico como los anteriores. Tu sinceridad está latente en cada uno de ellos, el ingenio y el humor también y sobre todo, todo lo bueno q nos transmiten. Gracias y feliz cumpletodo!!

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    3. Ana, me llegas a la médula ósea cuando me dices estas cosas. Muchisimas gracias por tu cariño. Besos a puñaos!

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  3. Felicidades por tu Expresión sincera.

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    1. Gracias mi guapa! Aunque ya ves que ésta tambien me abronca... jajaja

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  4. Felicidades pues. Lo de escribir por números... es una costumbre que se va perdiendo. En mi caso solo me he propuesto dejar el blog el mes que no tenga ninguna entrada. Y ha veces hago algo de fullería y meto una entrada programada cuando se que voy a estar tiempo sin mirar. Por cierto... ¿No le jode un poco que los comentarios se hagan en facebook en vez de en el blog?

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    1. Muchas gracias! Pues confieso que, agradeciéndolos todos, los que recibo por aquí me dan un calorcillo especial.
      Y, un momento: ¿me habla usted de "usted"? Caramba...

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    2. Lo de hablar de usted es algo que a veces me sale sin darme cuenta. Pero no "te" preocupes. Intento evitarlo.

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  5. Hacía tiempo que no leía un bloc y hoy he tenido esos 10 min que décimos que no tenemos y que luego perdemos en la tontería más grande.
    Lo primero felicitarte por tu número 100 y sobre todo por cumplir años que siempre es una alegría.��
    Me parece un bloc rápido, sincero y con mucho sentimiento, aunque no se si estaré muy acertado siendo el primero en leer.
    Saludos

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    1. ¡Muchas gracias! En esto de los blogs, a saltitos, de uno a otro, seguro que va encontrando perlas. Me alegro que haya empezado por éste y, si no se convence, salte hacia los que tengo anotados al lado.

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