miércoles, 27 de enero de 2016

Conversaciones Internas. Knock- Knock- Knocking on Loneliness' door

Piensas que vas a tocar el timbre de la casa donde vive el mismísimo Belcebú...

- TOC TOC TOC… ¿Se puede?
- Si hombre, pasa. Estás en tu casa.
- Uy, pero si está vacío.
- ¿Algún inconveniente?
- No pero es que me extraña que aquí, justo aquí, no haya NADA.
- ¿Y qué esperabas encontrar?
- No sé… llegados a este punto, qué menos que estar cara a cara con alguna entidad demoníaca, algún evento traumático…lo que sea que sirviera para echarle la culpa de le diera un mínimo sentido a tantas ganas de huir de aquí. O a tanto miedo a entrar.
- Pues así estamos y de hecho, esta voz que escuchas y escribes está puesta aposta para que el post tenga sentido que si no, ni eso... Un páramo, vaya.
- Me dejas helada porque traía un montón de preguntas y ahora no sé qué decir.
- Las puedes formular, quizá te las respondes tú misma porque ya ves que aquí, más allá de esta voz inventada, no hay nada, lo que se dice NADA. Bueno, ahora también estás tú.
- Pues…, venía con la intención de pedirle a Lo-Que-Fuera-Que-Hubiera-Habido-Aquí que dejara de generar tanta angustia.
- Y ahora que ya has visto el panorama, ¿qué te responderías?
- Ni idea…
- Venga, que te voy a echar un cable: digamos que has llegado a una especie de centro neurálgico de algo, ¿es así?
- Puede, no sé. Ya no me creo nada porque parece que aquí hay infinitos niveles, estancias… qué sé yo. El interior de la psique es demasiado complejo para mí.
- En eso estamos de acuerdo, pero el caso es que has llegado a una especie de zona cero dentro de las infinitas que hay.
- ¿Cómo puedes asegurarlo?
- Por la NADA, precisamente, símbolo del centro de las cosas.
- No te entiendo.
- Mira, sin rodeos, has llegado a una estancia vacía dentro del edificio de la Soledad
- Ya me temía yo que…
- Déjame que te explique, no me interrumpas. Efectivamente estamos en la planta de en medio y esta estancia es la central. Sí, es el centro de la propia Soledad, un lugar al que se accede de vez en cuando.
- Con demasiada frecuencia, para mi gusto.
- No exageres, anda, y déjame seguir. Al centro de la soledad, a esta estancia, normalmente se llega de muy mala gana y buscando explicaciones. Cuando hay frustraciones o algo no marcha como uno quisiera o cuando una etapa termina de forma inesperada, cuando hay un desamor… uno se ve empujado a este edificio al que normalmente evita como si se tratara del motel de Psicosis. Pero el caso es que siempre, siempre está ahí a su disposición.
- Me estás tranquilizando muy poco…
- … Te decía que aquí uno suele llegar asustado, o incluso cabreado, buscando algún responsable del aparente caos que vive y claro, cuando entra ¿qué encuentra (valga la pequeña aliteración)? Pues que en esta sala, en este centro neurálgico de la soledad, no hay nada. O siendo más preciso, cuando uno llega solo está él mismo. Como tú ahora.
- Obvio, pero…
- Espera un poco más que estoy lanzada. El vacío, la NADA, es el principio de toda posibilidad; es un agujero negro minúsculo pero que alberga una cantidad fabulosa de energía potencial. Y sigo con las imágenes y metáforas grandilocuentes que veo que me vas a interrumpir otra vez: puedes también representar esta NADA como el ojo de un huracán donde reina la calma por más que en su periferia pueda ser devastador.
- Me he perdido con las metáforas, ¿te puedes explicar un poco mejor?
- Pues que en esta sala, en el mismísimo Centro de la Soledad, te encuentras tú ¿es que no te ves? O, utilizando frases hechas, es donde te puedes encontrar a ti misma (porque no hay ninguna otra cosa que te despiste). Que por ser una habitación vacía lleva implícita toda posibilidad: qué poca capacidad de movimiento y creación tendrías si la sala hubiera estado repleta de muebles... En cuanto a ser "ojo del huracán", observa que mientras sientas que el temporal continúa, este es el único lugar donde puedes estar a salvo. ¡Ay de ti si sales ahora a arreglar lo que aún está volando por los aires!
- Es muy bonito lo que dices pero, ¿hay alguna forma de evitar el dolor mientras me refugio aquí?
- Bueno, ahora ya sabes que estar aquí no es tan malo. Eso consuela, en mi opinión. Pero sobre todo, el antídoto es la CONFIANZA. Y me refiero a una confianza en algo grande, en aquello que comanda procesos tan tremendos como un huracán… Ay sí, la confianza en que todo pasará es el mejor de los bálsamos. ¿No lo sientes? Sólo hace falta paciencia y mientras dura el tiempo de la paciencia, aprovecha la sala vacía para cuidarte y descansar.
- Ya me voy sintiendo mejor, la verdad. Una pregunta más… ¿Qué pasa después? ¿Qué encontraré tras este espacio de paciencia y cuidado?
- Cuando el huracán pase, encontrarás todo patas arriba probablemente. Puedes optar por colocarlo como estaba o aprovechar el caos para hacer algo creativo con esa realidad desordenada. Quizá puedas construirte una nueva, ¿quién sabe? Será tu creación. La que quieras que sea. Y estará bien.
- ¿Sabes una cosa, Voz-Inventada-De-La-Soledad? Aunque seas algo así como un demonio para mí, me has hablado con más cariño que otros monstruítos de por aquí que no me daban tanto miedo.
- Jajaja, me alegro. Considéralo como otro aprendizaje de hoy: no debes hacer mucho caso a tus emociones.
- Lo intentaré… Oye, ¿te vas a quedar un ratito más?
- No, me tengo que ir ya. Está quedando un post demasiado largo…
- De acuerdo. Bueno pues hasta la vista. Yo me quedaré guardando la sala… O, mejor dicho cuidándome. Encontrándome. Dejando que todo pose.

... para darte cuenta que en realidad llamabas a las puertas del cielo. 
Y que incluso era verdad aquello de que en el cielo los ángeles cantan bonitas tonadas.



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