martes, 16 de junio de 2015

Ermitaña en el pueblo. Los preparativos materiales

En las primeras páginas de La Vida Simple, Sylvain Tesson describe todo lo que él considera necesario para su retiro en Siberia y enumera los alimentos, utensilios, libros, que va a llevarse. Una vez hecho se da cuenta de la cantidad de cosas que son imprescindibles para un occidental como él.
Para qué innovar en mi experimento pudiendo copiar vilmente lo que hizo este hombre. Aquí, una lista de aquello que voy a llevarme para vivir cuatro días retirada en mi piso sin NADA.
Alimentación
Copiar, copiar, lo que se dice copiar, no voy a copiar todo lo que hizo Sylvain. No me veo saliendo a pescar en el caudaloso Tirteafuera. Me proveeré, pues, de los víveres desde la ciudad y luego si necesito algo más, seguro que una de las fuentes venga de la mano de mi familia que ya me ha preguntado que qué necesito, que no me lleve nada, que vaya a comer con ellos… Va a ser realmente difícil ser una ermitaña de verdad.
Reflexionado lo anterior, me preparo lo siguiente:
Una empanada
Tabuleh
Quiche de lombarda, brócoli y zanahoria.
Ensalada de lombarda (la lombarda es que es muy grande para una persona sola) con tomate.
Un bizcocho de chocolate con pepitas de chocolate… por si la estancia tornase a inhóspita de más.
Una caja de leche gourmet (que así denomino a la leche de arroz y coco, cara como ella sola, pero que me compro de vez en cuando para darme homenajes gastronómicos. Pruébese con un poco de café y miel y a disfrutar) y otra de leche de arroz, miel, fruta, pan.
Y además, dos platos pequeños, un juego de cubiertos, un par de trapos de cocina y una taza de las que diseñó Forges para El País… me doy cuenta cuando llego que he elegido la del marido que, con una cortina en la cabeza, le dice a su mujer “Me Aburro”, espero que no sea vaticinio de nada.

Aseo Personal
Poca cosa. Creo que nunca haré rico al señor Biotherm ni a ninguno de sus colegas:
Mi bolsa de aseo. Imprescindible el lápiz de ojos, eso sí.
La bolsa con los utensilios de la ortodoncia que me adorna desde hace casi año y medio.
Toalla, pastilla de jabón… Para ducharme, la casa de mis padres está cerca y además, insisto, me han dicho que si necesito algo que vaya. Eso y que me vaya a comer con ellos, pero no, que estoy de ermitaña.
Ropa
Poca cosa también. La típica bolsa de fin de semana.
Lecturas - Ocio
Dos manuales de yoga para preparar la clase de la próxima semana.
Cuatro cuadernos de diferentes tamaños. No aspiro a rellenarlos, obviamente, pero es que tengo muchos. A veces me gusta escribir en uno y al rato siguiente, en otro. Pensamientos que me asaltan o tontunas, tanto da.
La Vida Simple, obviamente.
El último libro de Murakami, a ver si lo termino. Lo compré porque eran relatos cortos pero menudo tostonazo1 me parece. Sólo le dí un empujón en un viaje a primeros de Abril, en el tren.
Walden, de Thoreau, en el culmen del postureo por mi parte. Este libro se lo llevó también Sylvain a su retiro y me lo he traído por puro culo veo, culo quiero. Lo compré hace dos años y es que creo que ya he dicho que llevo bastante tiempo con la idea en la cabeza de los beneficios de vivir con poco. Lo tengo desde antes de La Vida Simple y me sorprendió gratamente que Sylvain Tesson llevara un libro que yo tenía. Me hizo sentir intelectual aunque ni siquiera me hubiera leído más de cinco páginas de la tal obra.
Un mini-ordenador de segunda mano pero buenísimo que compré el otro día. Lo tengo a prueba pero ya sé que va a ser mío.
El móvil con internet. Sylvain tenía radio y dos perros. Yo no tengo seres vivos conmigo más allá de los insectos que me quieran acompañar. Me planteé retirarme sin móvil pero tampoco era para tanto.
Otras cosas importantes para la vida de ermitaña
En el piso ya había una mesa y una silla. Restos de los meses de estudio de mi hermana.
Un colchón de cama de matrimonio que tenía en el trastero. Sábanas, una mantita, un edredón por si me ataca mi crónico friolerismo nocturno.
Un pallet que encontré en mi trabajo. Observo en la página de la Bioguía que con un pallet puedes hacer cualquier cosa así que me lo traigo por si acaso. 
La esterilla de yoga que además será mi sofá. El zafu (cojín de yoga) y la alfombra que me tejió mi prima, que hará las veces de mesa-camilla.
Agua, el asunto más complejo. Me proveo de seis garrafas de cinco litros. Válidas para beber, para el aseo y para el váter. Dios nos asista.
Por último, echaré a la bolsa un poco de voluntad para tratar de resistirme al vente a comer a casa y similares.

1 Pero seguramente no sea él, soy yo.


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