domingo, 14 de junio de 2015

Ermitaña en el pueblo. Los antecedentes


Todo comenzó en una conversación tomando café hace menos de dos meses. Hablábamos de un sentimiento que nos embargaba a algunos de los que rodeábamos la mesa: dejar de hacer cosas, parar… añadiendo además el subtítulo de disfrutar con lo que tenemos y ya está.
De forma casual comenté que no trabajaba la primera semana de Junio. Otros años en estas circunstancias ya tendría preparado el plan y era el momento ideal para irme por tercera temporada consecutiva a mi isla azul. Pero en esta ocasión y con el parar adherido al ánimo: -Estoy incluso por irme a mi pueblo y no hacer nada, a lo sumo, escribir-.
Interlocutor-Persona-Inspiradora-Siempre, conocedor de mi historia con mi piso, replica: -Ya está, ¿y cómo no te vas a vivir a tu casa esos días?-. Algo en mi ser se encoje de miedo y otro algo muy osado y creciente en los últimos años da pequeños botes de alegría. Me entra un poco de nervio, señal inequívoca de que lo voy a hacer. Aun así, refunfuño un poco: -Pero si ahí no hay nada. Ni agua, ni luz, ni cocina… NADA-. -Pues mejor, te llevas un hornillo, haces tu propia comida… así no podrás decir nunca que no has vivido allí. Para eso te lo compraste, ¿no?
Principios de 2008. Tengo la Cuenta-Vivienda a punto de expirar. La burbuja inmobiliaria está en todo su apogeo. Llevo muchos meses con el cuello cuasi-luxado de tanto mirar a los balcones en busca de carteles de SE VENDE.  Mi trabajo parece que se consolida y por tanto el siguiente paso es comprarse un piso. Todo el mundo lo hace, eso es así. Es la compra más importante que vas a hacer en toda tu vida, me dicen. Estoy cagada pero… Es lo que toca, ¿no?, trato de convencerme desde mi inmadurez. Además, ya tengo este dinero ahorrado, no voy a perder los intereses ¿no? ¿NO? No te vas a permitir hacer eso, ¿no?, ¿NO?
Me está costando madurar, esa es la verdad. Ser coherente con los pensamientos de una no es fácil y más cuando vas comprobando que esos mismos pensamientos rebotan en muchos aspectos con la corriente mainstream de la vida. Si eso es ahora, hace siete años mucho peor que además no conocía el yoga ni los beneficios de la coherencia y la sinceridad propia.
La desesperación se apoderaba de mí. Comprarme un piso quizá me acercaría a la normalidad de la gente de mi edad, que ya se iban casando y, los más adelantados, teniendo hijos. Habrase visto pensamiento más iluso. Pero, qué precios. Yo sola no me puedo permitir comprarme un piso en Ciudad Real y mis honorarios y ahorros sólo me dan para un zulo o para viviendas a punto de llevar al desgüace. Las casitas con jardín ni me las planteo. De los tres dormitorios que pensaba en un principio iba reduciendo la idea a medida que consultaba en inmobiliarias y particulares hasta prácticamente quedarme en… asumir que la cosa me daba para aproximadamente un pallet de ladrillos. Definitivamente en Ciudad Real era imposible.
Pero en mi pueblo, a media hora de allí, la burbuja era más moderada. Se estaban construyendo pisos y oye, eran accesibles. El final de la cuenta vivienda me apremiaba así que, sin pensármelo mucho y más hastiada que convencida, decidí llamar a una promotora. Al día siguiente ya tenía apalabrado el piso. El cuerpo me temblaba pero se suponía que había hecho lo correcto, ¿no? ¿NO? Además todo el mundo me decía que al final me iba a alegrar. Al final… ¿Qué final? Si, claro, imagino que al morir a todos nos entrará alivio.
Hasta que me dan las llaves tomo la determinación de no hacer mucho caso al proceso, como si no fuera conmigo. Soy plenamente consciente de que tengo ninguna ilusión en este proyecto. A medida que pasan los meses más convencida estoy que no quiero vivir ahí pero no puedo parar ni retractarme. Dejo que todo siga su curso. Firmo la hipoteca con Caja Castilla-La Mancha justo un día después de que el estado la intervenga… Quién dijo miedo.
No sé si tardé más de una semana en colgarle el cartel de Se Vende a ese piso tan poco querido. Desde entonces, me he limitado a ir de vez en cuando a limpiarlo un poco. He pasado de odiarlo mucho a la indiferencia y a pensar de forma medio positiva que mientras tenga trabajo me puedo permitir sostenerlo y pagar el alquiler del lugar donde sí vivo. No se me ocurre qué hacer con él aparte de ponerlo en venta: no me apetece alquilarlo porque eso supone hacer una inversión inicial que no me merece la pena por el momento. He colgado el anuncio en páginas de venta de pisos. Al principio tuve posibles compradores pero ahora, nada. Asumo que si lo vendo perderé mucho dinero pero eso ya tampoco me importa.
Aplicando un principio medio espiritual, medio metafísico, mi piso puede representar la constatación física y evidente de otros posibles estancamientos vitales míos más sutiles e invisibles y puesto que yo, que no tengo otra cosa que hacer, aspiro a sentir la libertad plena o, al menos, a deshacer mis nudos, comprendo que para reconciliarme con lo invisible primero tengo que hacer lo propio con lo tangible.
Por esa línea iba la propuesta de mi Interlocutor-Inspirador mientras tomábamos café hace dos meses. Por eso mismo yo asumí el reto: para limar asperezas con este espacio físico mío que he desdeñado desde sus inicios y por ende, para quizá desbloquear los otros espacios más sutiles. Esta es la razón por la cual he decidido venirme a vivir aquí, aunque sea cuatro días, aunque no tenga ni luz, ni agua ni sofá ni cocina, a esta zona cero de mi desasosiego.
Consciente soy que no cambiará mi vida tras estos días pero la aventura, por raruna, me tienta. Y además está lo tentador de la NADA: el no tener NADA que hacer en un lugar que no tiene NADA. Sólo estar;  a lo sumo, escribir, casi apenas leer. Descansar, vaciarme o, vete tú a saber, lo que la vida me traiga… que muy probablemente sea NADA.

2 comentarios:

  1. Tan vecino y a la vez tan extremo: vivir la distopía de la burbuja que reventó. Y la personal de seguir lo que toca. Tu idea me encanta. Eso, y lo de la zona cero del desasosiego. Genia!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias por el apoyo al despropósito!
      Genia, tú.
      Besos!

      Eliminar

Comenta algo si te apetece: