martes, 25 de febrero de 2014

Silvia, mi Gurudesa Bloguera

En mi cabeza las cosas no pasaban así.

En mi cabeza, yo seguiría ensayando a escondidas en este (sigue siéndolo) conato de blog y cuando llegara a unas diez entradas más o menos, escribiría una dedicándosela a ella, mi gurudesa bloguera. Sólo entonces saldría del armario y le anunciaría, con la dedicatoria bajo el brazo, que me había abierto un blog.

Pero hete aquí que no había contado con su sagacidad y fui yo la sorprendida mediante un comentario suyo, el primero de mi protoblog. Sorpresa agradable. Sorpresa que me emocionó. Sorpresa que chafaba el plan primigenio.

No contenta con ello, decide escribirme un post que no puedo leer sin que se me acelere un poco el corazón. Con lo que si sumamos rapidez a sagacidad se obtiene…doblegarse ante el gurú.

Ya no puedo seguir con esta tontería del gurú así que vuelvo al lenguaje llano para confesar que todas las mañanas mi jornada laboral comienza así: enciendo el ordenador, espero, abro Internet, espero, abro correo personal 1, correo personal 2, correo laboral, blog de Silvia, ¡ha escrito!... y ahí paro. ¿Lo leo ahora mismo o me espero justo antes del desayuno, que ya me habré relajado un poco y así me deleito con la lectura?. ¿O mejor después y así me lo leo de postre?.

La realidad es que el párrafo anterior sólo sirve para darle un poco de vidilla literaria, probablemente no conseguida, a este escrito mío. La verdad verdadera es que si hay post nuevo, a leer. Es un acto mecánico.

Una vez leído tengo que hacer esfuerzos para no convertirme en palmera, de las de dar palmas, y así innovar en mis comentarios y no poner la primera reacción que me sale, que es: “Jó, qué bonito Silvia” o, en otra variante, “Qué bien escribes, jodía”.

Porque escribe bien, pero bien.

Si decides montarte en su coche prepárate para dar un garbeo por parajes de Granada, o de Asturias, o de Almería con tal detalle que a la vuelta tu ropa se habrá impregnado del olor de esos lugares.

Si el viaje te deja cansado echaréis una siesta bajo la sombra de un quejigo, aunque tus conocimientos previos de botánica no te permitan distinguirlo de un álamo o un rosal. Y si eso no ha sido suficiente y necesitas reposar un poco más, ve con ella a Estepona a saborear los frutos del huerto de su padre y a sentir en tus carnes qué textura tiene la calma. El reposo como estado legítimo del ser humano.

Recuperadas las fuerzas, seguramente te lleve a Lisboa. Pasea por sus calles de fachadas decadentes y azulejos porque seguro que encuentras historias con sabor a verdad y a veces, a melancolía. Y enamórate de la ciudad aunque no hayas pisado nunca suelo luso.

En el camino de vuelta a casa la imagino desviando un poco la mirada de la carretera y señalándote las cosas que para ti pasan por alto. Porque debes saber que a Silvia la realidad se le revela y su mirada es capaz de descifrar la red invisible que une a las personas con las cosas, a los ciclos vitales con mondar judías, al atardecer con el mar…y te la descifra, vaya si te la descifra. Y te la digiere y sirve en bandeja para que comprendas que la vida es así de facilita. Que la felicidad es simple.

Antes de despediros, si te invita a cenar a su casa no digas que no. Aprovecha que subes para contemplar la sierra granadina desde su ventana y dile que te explique de qué color es en cada estación. Mientras te lo vaya contando ya tendrá en el fuego uno de los manjares de su tasca: cómelo lentamente porque lleva impreso amor, interés y dedicación.

Ya voy parando, futuro viajero. Te garantizo que lo disfrutarás mucho. Pero eso sí, si te animas sé sigiloso, habla bajito… porque seguramente, y más de una vez, se quedará durmiendo en los coches.

6 comentarios:

  1. Uuuuuooo, no tengo palabras! Mentira: tengo tantas que podría devolverte otro post, en un bucle sin fin rezumante de agradecimiento y amol. Le daría razón así a algunos elementos malignos de mi entorno convencidos de que la blogosfera es la Operación Dorado de Píldora Definitiva. Gente sin corazón.

    Es una cosa tan rara y tan estremecedora, eso de colarse en la rutina de alguien. Sólo puedo decir: mil gracias por tu constancia, y por esa mirada que rima tan bien con la mía.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Un amol así puede ser empalagoso pero sólo si se mira desde fuera...esos envidiosillos...
      Besitos mil, que ya tengo que volver (con agrado) a mi rutina.

      Eliminar
  2. Batallita de flores tenemos.
    Me gustan.

    ResponderEliminar
  3. Anónimo entre comillas27 de febrero de 2014, 23:14

    No puede ser más cierto lo que cuentas de tu gurudesa (gurusa, para la familia) bloguera, pero tú no eres manca, que diríamos en la Mancha, amiguita...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡¡Muchas gracias Comillas!!.
      ...y no me extraña que sea gurú en diversos niveles.
      Beso grande.
      PD.: Mira si nos estamos cruzando en estas nuestras tierras sin conocernos...

      Eliminar

Comenta algo si te apetece: